En esta segunda década del siglo XX la moda se podía diferenciar en dos partes muy distintas: la moda en los años que precedieron a La Primera Guerra Mundial, en la que la ropa era muy ajusta, poco practica y buscaba solo la belleza, y la moda durante la guerra y los años que las sucedieron, en las que la ropa era mas suelta, mas practica y no solo buscaba la belleza, también la comodidad. En esta época la moda fue muy importante e influyente ya que marco la división de clases, ya que solo las clases sociales muy altas, eran las únicas capaces de poder importar sus vestidos o las telas de Francia, con tal de estar a la moda. Las clases medias pretendían seguir este modelo, pero sus recursos no eran suficientes para mandar hacer su costo modelo de vestido tan caro en las grandes casas de costura en París. Y la clase baja esa era la que menos se preocupa por vestir bien. En 1910 se produjo un cambio rotundo en la moda, influenciado por el "Ballet Ruso" que recorría los escenarios europeos. Los colores llamativos y la onda oriental, reemplazó la hegemonía en tonos pastel y las faldas largas. Bailarinas como la sensual y enigmática Mata Hari, se transformaron en iconos de belleza seguidos mundialmente. Gracias a esta nueva moda las mujeres se atrevieron a desafiar los sólidos principios morales que las ataban y comenzaron a mostrar el cuerpo, lo que por supuesto no fue posible sin escándalo eclesiástico y machista de por medio. Los cuellos "hasta las orejas" dieron paso al escote en "V" y las faldas se acortaron levemente, dejando al descubierto los tobillos, cosa que también causó estupor en la época porque durante siglos las piernas femeninas habían sido el símbolo erótico que "provocaba la lujuria en los hombres" y que por lo tanto, debían ser escondidas.
Corsé recto |
El periodo que precedió la Primera Guerra Mundial se caracteriza por ser el apéndice de la moda recargada propia de la Belle Époque, así como por la aparición de una silueta que tiende hacia la verticalidad en la mujer.Esto causa que se pongan de moda los corsés rectos, que consiguen que no se marque ni pecho ni cintura, y largos y las faldas con poco vuelo acompañadas de una sobrefalda, de forma que el look unisex o andrógino se generaliza dandole a la mujer una "imagen de barril".En esta década el uso del maquillaje era habitual, pero el resultado deseado era muy natural. Ya los rostros blanco y empolvados no se veían demasiado. Helena Rubinstein proponía polvos rosas para dar una aspecto mas saludable. Por otro lado Elisabeth Arden abre su primer salón de belleza en donde proponía a las damas de la alta sociedad tratamientos faciales para mejorar la calidad de la piel. Las dos mujeres de la belleza sacaban al mercado novedosos productos que fueron muy bien aceptados por las mujeres.
La Primera Guerra Mundial aceleró los cambios en varios campos de la sociedad y cultura: un número cada vez mayor de mujeres con estudios superiores, la fascinación por los deportes, y el uso generalizado de los automóviles, dando lugar a un nuevo estilo de vida y de vestir. En consonancia con ese estilo las mujeres usaban cada vez más a diario el traje sastre, puesto que tenia mayor funcionalidad y era más barato, lo que convivia con las creaciones propias de los modistos de alta costura que, fieles al espíritu del Modernismo, proponen para la mujer un canon de belleza combinación de elegancia y opulencia que requiere seguir usando los incómodos corsés para conseguir la silueta en S oponiéndose a la moda de los coses rectos.
El diseñador de alta costura Paul Poiret, decide prescindir de los corsés para crear un nuevo estilo de moda femenina cambiando la silueta al estilo helénico. Pero este estilo era bastante incómodo ya que las mujeres tenían inmovilizadas las piernas con la desprestigiada falda trabada, que las obligada a andar dando pasitos minúsculos Sus diseños estaban influenciados por temas orientales, introdujo en este sentido el turbante como tocado de mujer.
En estos momentos el artista granadino Mariano Fortuny inventa un vestido plisado que estaba inspirado en la silueta femenina de la antigua Grecia. Solía emplear seda y consigue aunar belleza, comodidad, sobriedad, a través del tejido noble que cambiaba de tonalidad y brillo con el movimiento. Él mismo teñía la tela consiguiendo colores delicados, o bien la estampaba en numerosas ocasiones con motivos japoneses. Lo llevaron las mujeres más bellas e importantes del momento. Durante la guerra, no estaba bien visto malgastar dinero en maquillaje, así que solo usaban un poco de labial rojo y vaselina que aportaba brillo a los parpados. El cabello, que hasta entonces lucia ondulado comenzó a peinarse con raya al estilo Lillian Gish, que para entonces era el ideal a seguir por las mujeres. El atuendo masculino sufre modificaciones pequeñas como chaqueta más holgada y pantalones más estrechos en los bajos para favorecer el movimiento.Boa de plumas |
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